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Artículo: Los videojuegos ahora son cosa de familia

Las familias jugonas importan más que los jugadores solitarios.

Este artículo forma parte de la sección del podcast Game Over. Si te gusta el artículo puedes leer más contenido suyo en su apartado.

Cuando éramos niños, los videojuegos eran cosa de niños. Juguetes infantiles que atrofiaban el cerebro. Cosa mala, muy mala. Crecimos, y los videojuegos ya no eran cosa de niños. Eran cosas malvadas que corrompían las mentes de los infantes con su ultraviolencia, su lenguaje soez expuesto a todos, y su adicción sin aparente fin. Pero he aquí que llegaron los juegos casual, y todo se convirtió en un bello prado de paz, alegría y buenos deseos.

Un vídeo, el puto vídeo de presentación de la Wii, fue el inicio del cambio. ¿Qué mostraba el vídeo? Abuelos. No unos abuelos cualquiera, abuelos jugando a la Wii, abuelos jugando a videojuegos (o lo que fuera aquello). Pero la cosa no quedó aquí, evolucionó y envolvió a más miembros de la unidad familiar hasta que, al final, se conformó el marco tan bonito y potito que es ver a la familia unida jugando con una consola.

De repente los videojuegos eran menos malvados y unían más a las familias. Hacía más bien el Wii Sports que un psicólogo familiar. Sonrisas, carcajadas, alegría sin aparente fin. Todo el mundo disfrutaba del panorama contemporáneo de los videojuegos... un momento, ¿todos? ¿Qué hay de aquellos niños que jugaban con videojuegos cuando eran niños y que juegan ahora como adultos? Os lo diré, estamos en la sombra.

"Gracias" a los juegos casual la visión de los videojuegos ha mutado a algo muy raro, al menos para mi. Ahora, un ciudadano medio sin experiencia previa en el sector, piensa en los videojuegos y asocia dicho pensamiento a una imagen muy clara: anuncios de videojuegos de Nintendo, con títulos infantiles, que ayudan a nuestra agilidad mental o a mantenernos en forma con una Wii Balance Board. Personalmente, esa visión me da vergüenza ajena.

No digo que esa gente no tenga derecho a jugar, al contrario, que jueguen hasta romperse las muñecas lanzando bolos virtuales, pero que sean conscientes de que sólo se están comiendo la nata que cubre a la enorme tarta de chocolate que están ignorando. Que es muy posible que lo que están disfrutando como críos esté cimentado en unos inicios que ellos catalogaron como nocivos para la sociedad. Que paren un instante, piensen sobre ello y reconozcan su error, si es que su visión sobre los juegos ha cambiado.

Por otra parte, el hecho de esta "normalización" en la visión ciudadana sobre los videojuegos no me gusta, es más, la odio. Estamos volviendo atrás, cuando las consolas se consideraban juguetes por el simple hecho de que servían para jugar. El catálogo de algunas consolas no ayuda nada a negar esa realidad. ¿Quién quiere muñecas si tiene un "Imagina ser mamá"? ¿Quién quiere muñecos de acción teniendo "Invizimals"? ¿Quién quiere jugar al balón teniendo Kinect? Mi afirmación suena radical y así es, pero no se puede negar que el acercamiento de los videojuegos al paradigma juguetero es evidente.

Y mientras tanto, yo y otros, que disfrutamos jugando con un pad normal y corriente en nuestras manos, que gustamos de juegos de mayor o menor complejidad solos en un rincón o en compañía (real u online) de nuestros hermanos y hermanas de batalla, volvemos a ser unos parias. Nosotros, que hemos sido fieles al sector, que hemos creado comunidades, que hemos visto la evolución de una industria mucho más grande de lo que otros ignoran, los que nos hemos comido la puta tarta de chocolate, somos de nuevo los apestados que estamos enganchados a los videojuegos porque no somos casual, ahora somos hardcore.

Si la cosa se quedara ahí, personalmente me daría lo mismo, pero es que no es así. La cosa está yendo a peor por correo urgente y todos quieren entrar en el universo casual, aunque ello signifique mearse en las cabezas de los jugadores que ya tienen ganados. Decisiones como la de Microsoft de eliminar las armas de los avatares del Xbox Live ya están rozando el absurdo a un nivel que ni los Monty Python osarían perpetrar. Hacer que las consolas sean más amigables para toda la familia no debería pasar por decisiones como esta. Yo también soy un miembro de mi familia, ¿no? Pues quiero un puñetero Lancer en manos de mi avatar.

Se están dando pasos importantes, el problema es que todos parecen ir hacia un lado: el de querer a toda la familia frente a la consola. Padres, hijos y abuelos, todos. . Y si para ello es necesario sacar del sofá a los que llevamos años disfrutando de un tipo de ocio que nos parecía perfecto tal como estaba, adelante. Y es que parece que ahora nos quiere hacer sentir como extraños en nuestra propia casa.

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Roberto Pastor

Contributor

Equipo Game Over: Redactor en Game Over, Alicantino de pura cepa, jugador compulsivo desde los 8 años y amante de muchas cosas divertidas como los videojuegos, el cine, los comics, el manganime y otras cosas mal vistas. No le gustan los juegos deportivos porque provocan obesidad.

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