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Resistance 3

Vuelve una de las sagas más importantes de Sony.

Por fin podemos decir que hemos jugado un buen rato a Resistance 3. En la PlayStation Experience de Londres hemos luchado contra hordas de mutantes feísimos y bichos gigantes y violentos y, tras salir victoriosos, nos vemos capaces de contaros qué tal pinta.

Lo primero que vimos fue un escenario de tonalidades ocre y amarillo. Sigue el ambiente postapocalíptico, de guerrilla, que siempre ha envuelto el nombre de Resistance. Empezamos junto con otros compañeros controlados por la IA y, de repente, nos vemos envueltos en una emboscada de unos cuantos Quimeras que descienden de unas imponentes naves.

El campo de batalla es una especie de solar con una zona central descubierta y varios edificios alrededor. Está lleno de coberturas y piezas metálicas desperdigadas, vestigios de un pasado en paz y mejor. Nos sorprendió que hubiese bastante más libertad que en anteriores entregas, ya que podíamos aniquilar a los enemigos desde el centro o desde los interiores, subiendo y bajando pisos según la estrategia que creíamos más adecuada.

Hay dos cambios fundamentales y evidentes que detectamos ya en los primeros minutos. Uno de ellos es la vuelta a los botiquines; la salud ya no se regenera automáticamente y tenemos que buscar unos paquetes brillantes para recargarla. ¿Qué motivos tenía Insomniac para volver ahí? Esto de los botiquines parece algo anticuado, pero también creen que es algo que define la saga y que añade puntos de tensión en ciertos combates. Nosotros, de momento, no sabemos qué pensar. ¿A vosotros os gusta la idea?

Vuelve también la rueda para seleccionar armas. Aunque con el triángulo podemos pasar de una a otra, es posible detener el juego y elegir con qué queremos disparar mediante un menú circular. Vuelven la Bullseye, la Magnum, la Shotgun, la Auger y la Carabina –que sepamos, de momento- y algunas con sus disparos secundarios característicos. ¿Os acordáis de esa que lanzaba un dardo al enemigo y, luego, eso atraía los disparos? Las balas lo seguían aunque estuvieses cubierto. Bendito invento.

Otro tema atractivo: los desmembramientos. Resistance 3 es especialmente gore. Algunas armas potentes destrozan todo lo que tocan: cabezas que explotan, extremidades que salen disparadas... incluso es posible jugar a los cirujanos con enemigos muertos. La verdad, no lo recordábamos tan bestia, y es uno de los apartados que más satisfechos nos ha dejado.