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Análisis de Mario and Donkey Kong: Minis on the Move

Una pequeña maravilla.

Si la saga Mario and Donkey Kong se ha caracterizado siempre por combinar puzles y plataformas, en este Minis on the Move para 3DS Nintendo ha optado por quedarse únicamente con los rompecabezas y dejarse de saltitos; una decisión que no podría haber sido mejor. La compañía ha mejorado una fórmula conocida que ya funcionaba y ha repartido un diseño ejemplar a lo largo de más de 180 niveles que reinventan la franquicia y la convierten, si cabe, en una experiencia más atractiva de lo que ya era -y mucho mejor adaptada al concepto portátil.

A medida que sumamos estrellas desbloqueamos una colección de juguetes a los que podemos admirar y quitar el polvo. Además, podemos jugar los niveles con distintos personajes.

La mecánica principal, sin embargo, sigue siendo la misma: en cada nivel tenemos que guiar a los minis hasta la salida recogiendo por el camino tres monedas o medallas que nos darán la puntuación perfecta, y lo que empieza siendo un distendido paseo pronto se convierte en un desafío lleno de variables que exige reflejos y rapidez de decisión.

El juego principal está dividido en cuatro modos. En el primero de ellos, "Mario en marcha", aprendemos los mecanismos básicos que nos servirán para afrontar los demás retos; de la misma forma que en anteriores entregas de la franquicia no tenemos un control directo sobre el movimiento de las figuritas de Mario, sino que debemos modificar su entorno situando distintos bloques para formar un camino y hacer que el paseo automático de nuestro amigo esté libre de peligros y, de paso, se lleve las tres monedas repartidas a lo largo del escenario. Una tubería en la parte derecha de la pantalla inferior muestra un suministro constante de piezas de distintas combinaciones, que debemos situar habilidosamente con el stylus antes de que esta se llene del todo y eche al traste nuestra invención. Es un esquema que de alguna forma guarda el concepto base de PipeMania, solo que con muñequitos en lugar de agua.

Pero no termina ahí la cosa. La mecánica se va complicando exponencialmente a medida que se nos ofrecen nuevos retos en forma de bombas que sirven para eliminar bloques ya puestos, y que son la única forma de rehacer un camino ya construido o crear uno alternativo; también aparecen papeleras a las que podemos lanzar piezas sobrantes que nos ofrecen bloques especiales que crean el camino necesario entre dos o más piezas, o Shy Guys a los que debemos eliminar recogiendo un martillo especial antes de pasar por su casilla. La de este Mario vs. Donkey una fórmula que nunca se queda corta, que nunca aburre y que sabe renovarse y resultar innovadora casi sin que te des cuenta.

"La verdadera virtud de Minis on the Move es su capacidad para divertir y mantener fresca una fórmula aparentemente básica a la que se le da mil vueltas con mecánicas nuevas e innovadoras."

El juego se adapta al 3D por primera vez en la saga y de forma más que correcta, pero el desarrollo sigue siendo en dos dimensiones.

Hay más sorpresas en este modo, como unas catapultas para acortar distancias o unas piezas que podemos mover en la dirección que creamos oportuna para modificar el camino en tiempo real, pero el mayor reto que existe en este juego es el propio tiempo que te dan para terminar cada nivel. Muchas veces se antoja insuficiente para recoger todos los elementos que se nos ofrecen, y por consiguiente, conseguir una puntuación perfecta, pero es ahí donde el juego se guarda otro truquito que depende más de nuestra habilidad y de nuestros reflejos. En efecto, cuando la cuenta atrás se nos eche encima inexorablemente podremos crear unos bucles en forma de círculo que nos premiarán con unos segundos de más, y si encima se da la casualidad de que tiene forma de ocho aparecerá una pieza estrella que terminará automáticamente el nivel y que, además, nos ofrecerá una fase bonus en la que recoger monedas como si no hubiera mañana.

De esta forma cada nivel puede afrontarse de formas distintas, y podemos superarlos recogiendo todos los objetos y realizando la máxima puntuación posible o, simplemente, yendo al grano y dirigiéndonos a la meta sin más complicaciones. El siguiente modo, "El Palacio de las Piezas", apuesta por un estilo menos centrado en el ensayo y error en el que se nos ofrece un set determinado de piezas que debemos colocar para crear el mejor camino. Es mucho más relajado que el siguiente modo, "La Revuelta de los Minis", en el que también se nos ofrecen unas piezas determinadas pero debemos arreglárnoslas para manejar a varios minis a la vez. Variedad, inspiración e ideas frescas son las piedras angulares de unos niveles que no siempre son complicados de superar, pero que resulta todo un reto completar al cien por cien.

Todo para llegar a la locura final que es ese modo llamado "Enredo Selvático", en el que únicamente existen tres escenarios que multiplican su tamaño y su dificultad de forma exponencial. En esta ocasión incluso podremos cambiar la perspectiva del escenario para poder afrontar toda su extensión, y además se añaden las ya tradicionales estrellas para aumentar un poco más el desafío. Es un reto solo a la altura de los jugadores más experimentados, y ya os decimos que es más complicado de lo que puede parecer a simple vista.

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Además de los puzles tradicionales, y de forma parecida a Super Mario 64 para DS, se ofrecen cuatro minijuegos que parecen haber nacido de una lluvia de ideas de los desarrolladores en una búsqueda por la máxima diversión y accesibilidad sin dejar de aprovechar el hardware de 3DS. El primero de ellos, "Lanzamiento de minis", es uno en el que debemos lanzar mini Marios mediante una catapulta para impactar con los enemigos que vuelan en la pantalla superior, pero quizá el más divertido es "Plataforma de elevación", en el que girando el stylus debemos hacer subir y bajar a Mario para que recoja todas las monedas mientras esquiva a un montón de Bullet Bills furiosos. Son un paréntesis muy agradecido y una forma ideal de descansar entre puzle y puzle para alejarnos un poco de la exigencia del modo principal, y lejos de resultar esencialmente anecdóticos se van complicando a medida que acumulamos puntuación estrella.

El contenido no termina ahí: también existe un editor en el que podemos crear y compartir niveles que prometen alargar la vida del juego considerablemente; ya hay cientos de ellos disponibles, y la verdad es que por ahora solo podemos intuir las sorpresas y desafíos que podrá ofrecernos la comunidad.

Pero la verdadera virtud de Mario vs. Donkey: Minis on the Move es su capacidad para divertir y mantener fresca una fórmula aparentemente básica a la que se le da mil vueltas con mecánicas nuevas e innovadoras constantemente, y que a pesar de ello no abruman al jugador ni evidencian desequilibrios. No solo es el mejor juego de la saga y uno de los mejores juegos de puzles que podéis encontrar para 3DS, me atrevería a decir, sino que también es una experiencia que os invadirá y que no podréis dejar de lado desde el mismo momento en el que presionéis el botón start. Yo ya os he avisado.

9 / 10

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