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Análisis de FIFA 23 - Las palancas de Ultimate Team no son suficiente

Ni Ted Lasso me hace creer.

FIFA 23 apuesta de pleno por Ultimate Team porque es el modo que más dinero genera, pero eso hace que el resto de apartados y novedades se vean lastradas.

Para muchos, es la historia de cada temporada: rechazamos caer otra vez en el nuevo FIFA porque estamos hartos de sus mismos fallos año tras año, de la misma dejadez por parte de EA Sports. Pero, al final, en cuanto llega septiembre, ya estamos como locos esperando la nueva edición del juego de fútbol por antonomasia. Puede que un poco picados porque parte de nuestro círculo de amistades también está metido hasta las trancas, y con el efecto FOMO haciendo de las suyas, a regañadientes acabamos pasando por caja y volvemos entrar en el bucle. Nos engañamos diciéndonos que serán solo unas partidas en ratos aburridos, y al final nos acaba atrapando durante más de doscientas horas. Ríete tú de las drogas duras.

De alguna forma, hemos adoptado FIFA como parte de nuestra vida y lo acabamos aceptando con sus numerosos defectos. Sabemos que hay muchas cosas mal en él, y también que algunas son incluso peores cada año. Pero, al final, caemos en la trampa de EA como un ratón buscando un pequeño trozo de queso que nos sacie el hambre de fútbol. Y una vez caemos en esa trampa, nos desesperamos igual que siempre y juramos dejarlo y nunca más volver. Yo quiero pensar que esta vez es la definitiva, porque FIFA 23 me ha parecido un despropósito a muchos niveles, pero debo reconocer que ya me carcome la curiosidad por saber qué demonios harán el año que viene con el cambio de nombre a EA Sports FC.

Nos olíamos que, siendo la última entrega bautizada como FIFA, íbamos a ver algo de dejadez en este canto del cisne, que las posibles sorpresas que puedan incorporar se guardarán para la temporada que viene, con el objetivo de que su nueva marca se estrene con más fuerza. O eso quiero pensar para recobrar la esperanza, la verdad. Eso no significa que no haya novedades interesantes en FIFA 23, ojo. Por fin se ha añadido, por ejemplo, el demandadísimo juego cruzado entre plataformas - pese a que inexplicablemente no esté disponible en Clubes Pro - y la versión de PC deja de estar maltratada al utilizar el motor gráfico de la actual generación de consolas, algo que no ocurrió en temporadas anteriores. Y, por supuesto, EA ha añadido al AFC Richmond para todos los que somos fans de la serie Ted Lasso, pudiendo incluso utilizar a dicho club ficticio en apartados como el Modo Carrera para llevarlos a la gloria. No se puede hacer que el bueno de Sam Obisanya ligue con la presidenta, eso sí.

Aparte de eso poca cosa, salvo algún que otro retoque excusado en la rimbombante tecnología Hypermotion 2.0. Sobre el terreno de juego virtual se traduce en esos pequeños detalles que apreciamos los que llevamos muchos años de FIFA a las espaldas; hay cosas que están muy bien, como que en esta ocasión sí que parece útil la protección del balón con el cuerpo, y que hay más jugadores capaces de hacer controles orientados en el centro del campo sin que venga un rival y te lo quite como haría con el caramelo de un niño. En las repeticiones también podemos ver métricas de una forma muy dinámica, las cuales nos muestran los ahora populares “expected goals” o la distancia desde donde chutamos, todo para darle un enfoque mucho más televisivo.

Dicho esto, EA Sports deja cada vez más patente que a día de hoy solo le interesa cuidar Ultimate Team, dejando el resto de modos abandonados. Y les da exactamente igual; saben que con FUT tienen beneficios millonarios, que la maquinaria de billetes por medio de las microtransacciones está perfectamente engrasada y que la comunidad está al acecho desde el primer día con el objetivo de conseguir las mejores cartas posibles y poder negociar con ellas para crear un once de ensueño. Da para un largo debate todo este tema, que además es recurrente, así que tampoco vamos a incidir demasiado. Pero que incluso antes de que salga el juego a la venta ya haya jugadores que han invertido mucho dinero para formar un equipo de escándalo mientras quienes no pagan tienen a jugadores de bronce de clubes de segunda división, evidencia todavía más que esto se ha convertido en un pay to win en toda regla en el que tienes que sacar la billetera si quieres llegar relativamente lejos.

Si sois consumidores diarios de Ultimate Team probablemente tengáis otra perspectiva radicalmente distinta. Pero la negación es la primera de las cinco etapas del duelo, y algunos ya vamos por una mezcla entre la depresión y la aceptación. Se han añadido cambios a FUT, eso sí, entre ellos un rediseño del sistema de química que, la verdad, es ahora más justo. Y más divertido también, porque con él se evita, en la medida de lo posible, competir siempre contra los mismos equipos y jugadores; ahora es posible hacer más mezclas entre futbolistas de distintos países y ligas sin que se resienta este apartado tan vital a la hora de competir ante otros usuarios (siempre que los servidores funcionen, claro). Y sorpresa: también tenemos una nueva moneda para hacer micropagos en Ultimate Team. Son las estrellas que conseguimos en un nuevo apartado offline de FUT llamado “Momentos”, con pequeños retos temporales en los que nos marcan distintos objetivos a cumplir, como marcar gol antes de un determinado minuto, hacer un doblete con cierto jugador, etc. Son divertidos y dan más opciones a quienes se les quedaba corto Squad Battles a la hora de jugar en solitario.

Más allá de eso, lo que decíamos anteriormente: la desidia más absoluta. Va tocando quejarse de que se deje de lado a una parte de la comunidad que, si bien es menos amplia que la de Ultimate Team, también forma parte de FIFA año tras año, como es la del resto de modos. Es hora también de que los equipos más modestos que compiten, por ejemplo, en LaLiga, reciban más cariño; que, como en la sección de deportes de los informativos, parece que solo existen tres equipos. Se han añadido estadios, equipaciones e incluso los himnos de ciertos clubes, pero los rostros de la gran mayoría de sus futbolistas y cualquier parecido con su homónimo de la realidad son pura coincidencia. No tiene sentido que EA Sports cuide tanto detalles como que en el césped queden surcos cada vez que se hace una segada pero luego no se curre un diseño facial digno. Hay muchas cosas a medias porque parece que no les sale a cuenta invertir dinero en algo que no le va a dar más rédito económico a lo largo del año, como sí hace FUT. Que presuman de fútbol femenino y solamente se hayan añadido dos campeonatos - el inglés y el francés - es otro ejemplo de ello.

Y aun así, seguiré echando partidos con la calma en FIFA 23 creando una trayectoria en el modo Carrera, porque sigue siendo un lugar perfecto en el que sentir calor cuando no apetece jugar a algo demasiado profundo. Cuando solo quiero poner la consola y no pensar demasiado. Entiendo el fervor que provoca cada temporada, porque han sido muchos años cayendo en sus garras, y no deja de ser el deporte rey. Pero me da bastante lástima de sentirme como en Las Vegas cada vez que juego, atrapado en pasillos en los que no da la luz del sol para que pierda la noción del tiempo, en este caso, abriendo sobres. No va a ser así, pero la temporada que viene sería una oportunidad perfecta para que todo esto sea un poco diferente. Mientras tanto, me pondré un cartelito amarillo en la puerta para que me intente hacer creer.

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FIFA 23

PS4, PS5, Xbox One, Xbox Series X/S, PC

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José L. Ortega

Redactor

El duro entrenamiento que recibió al ingresar en las fuerzas especiales Fox Hound convirtió a José Luís en un hombre polivalente. Lleva años escribiendo artículos y análisis en diferentes medios, y es también uno de los colaboradores más antiguos en Eurogamer.es.

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