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WET

I bet you look good on the kill floor.

Concretamente, las botellas de esa copia poco disimulada de Jack Daniels que aumentan la salud de nuestro suelen aparecer antes y después de las Arenas, unas habitaciones cerradas plagadas de enemigos en las que encontramos un número determinado de puertas que, de no cerrarlas destrozando algún objeto cercano que las bloquee, no paran de mandarnos enemigos.

Los elementos plataformeros aparecen continuamente a lo largo de los niveles, ambientados en tres continentes distintos, aunque casi siempre con elementos orientales de por medio. Pulsando un botón tendremos acceso a la “vista de Rubi”, un regalito para que no nos perdamos entre tantos posibles caminos. Ah, esto último era sarcasmo. Y es que WET es más lineal que Canabalt. Hay una fase muy concreta que no quiero fastidiaros que rompe con todo lo establecido y es realmente espectacular y original, si bien demasiado ensayo y error. También hay un par de niveles encima de un coche, que se reducen a disparar como podemos y a superar QTEs. ODIO los QTEs, y en este juego más porque están completamente injustificados y son especialmente anticlimáticos con los jefes finales... ya que nos los cargaremos sólo con QTEs, sin pelea previa. Sencillamente soban.

Para quitarnos el mal sabor de boca está en el Modo Furia. Cuando Rubi dispara a un enemigo y se empapa la cara de sangre (esto no lo controlamos nosotros, sucede en momentos concretos del juego) suena una alarma que recuerda sospechosamente a cierta melodía de Kill Bill y la pantalla se vuelve clavada al videoclip “Go with the Flow” de Queens of the Stone Age, con tres colores dominando el panorama: rojo (MUCHO rojo), negro y blanco. Los enemigos aparecen como los Reservoir Dogs de Tarantino en la portada de la película homónima, destacando las corbatas, las camisetas y las gafas de sol. El resto, un tono uniforme de color. Estas escenas destacan por se particularmente frenéticas, donde la calificación dependerá de los enemigos que matemos seguidos, los cuales desaparecerán en una nube negra que demuestra lo poco que valen en ese estado.

Una vez nos pasemos el modo Historia, lo cual no debería llevaros más de un fin de semana en los niveles más fáciles, tenemos un par de opciones para alargar la vida del juego que son un modo de desafíos, otro de recuento de puntos o la búsqueda de ciertos objetos (monos de juguete, tan surrealista como suena) para conseguir acceso a perfiles, bocetos o la banda sonora. ¡Y qué banda sonora! Luego la comentamos.

Como podéis observar, los elementos de juego no son especialmente originales, pero se ha suplido con creces ofreciendo acción frenética sin rodeos, recompensando al jugador que trate de realizar muertes acrobáticas con un espectáculo sin parangón. El entretenimiento descerebrado es bueno en pequeñas dosis, pero hacia el final del juego se termina volviendo algo repetitivo, sobre todo por la nula sensación de progresión a pesar de las habilidades que podemos comprar. En otros análisis leeréis muchas críticas porque los gráficos están bastante desfasados y todo eso. Bueno. Lo están. Pero como siempre digo, cualquier error gráfico se puede subsanar mediante una buena dirección artística. Y la de WET es magnífica.

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Wet

PS3, Xbox 360

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Jaime San Simón

Redactor

Jaime lleva en Eurogamer.es desde los inicios y es nuestro experto en juegos indie. Tú ponle ahí cuatro píxeles hechos con amor y ya le puedes dar megatones hiperpoligonizados, que él, se quedará con lo primero.
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