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Section 8

Un aterrizaje difícil.

Las partidas multijugador tienen mucha más vida. No se trata de un simple esquema de conquista o defensa, sino que nuevos objetivos van apareciendo cada poco tiempo y debemos darnos prisa si queremos llegar a tiempo, antes de que nuestra oportunidad se escape. Es como tener todos los tipos de juego multiplayer juntos: rey de la colina, VIP, botín, y demás. Conforme vayamos haciendo méritos podremos comprar unidades desplegables como torretas, puestos de suministro o vehículos, elementos todos que añaden variedad a las situaciones y emoción a las partidas. Sigue siendo un juego torpe en el manejo y eso, jugando contra oponentes humanos se nota, pero no tener que lidiar con la IA y la interacción estratégica le hacen ganar altura cuando la colisión parecía completamente inevitable y lo convierten en una apuesta viable para aquellos jugadores de equipo más irredentos y necesitados porque es flexible, dinámico, amplio y puede llegar a resultar bastante divertido si se le dedica el tiempo necesario y si se establecen lazos regulares con otros compañeros.

El problema es que la competencia en este campo es feroz (y más con ciertos lanzamientos cercanos en el horizonte) y Section 8 es un título demasiado dañado en demasiados niveles como para que su atractivo se prolongue en el tiempo si no consigue una base de usuarios más amplia: si un juego se encomienda a santa Onlaina como patrona, más le vale tener una hermosa comunidad de jugadores que lo sustente y, sinceramente, no hemos sido capaces de encontrar combates de más de ocho participantes por equipo, todos en partidas británicas. Quizás el desastre de Shadowrun esté demasiado fresco en la memoria de todos los desarrolladores, pero este Section 8 debería haberse presentado sólo con su modo multi si quería llamar la atención del público: lo habría hecho distinto a la competencia y la puerta de entrada al juego no sería su terrible, terrible campaña. Esperemos que Timegate tengan en el futuro más tiempo y más libertad para hacer un título más cuidado y exclusivamente orientado al juego en línea: eso sí podría ser interesante.

Section 8 nos llega, por lo demás, en flamante y versallesco español neutro, en uno de los peores trabajos de localización que se han visto en mucho tiempo; nos llega con algunos textos en castellano y otros a medio traducir; nos llega con un doblaje vergonzoso por lo desganado y falto de carácter, pero esto no es culpa de sus desarrolladores, sino de su distribuidora: para hacer esto, hubiese sido mejor que no se molestasen. Eso sí, consigue ponernos en la piel de alguien que, como dijimos al comienzo, decide combatir en donde nadie en su sano juicio lo haría: Section 8 es una opción descabellada, alocada y negra como las fauces de un lobo si no sois muy amigos del juego online. En caso contrario, probadlo y ―quién sabe― quizás os llevéis una alegría.

5 / 10

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