Red Steel 2

Finalmente tenemos los "finishers", que son movimientos de remate, letales. Está la estocada, que ensarta frontalmente a los malos, o la ejecución con armas de fuego. También el útil pero poco preciso movimiento sin mirar, a lo Ronaldinho, con el que clavamos nuestro querido metal a los que se nos acercan por detrás.

Este problema que acabamos de comentar, el de la falta de precisión, no es exagerado pero de vez en cuando se deja notar. Ubisoft Paris ha hecho un buen trabajo y los problemas técnicos no empañan la experiencia, pero sí que de vez en cuando veremos cosas extrañas como que nuestra espada quede bloqueada, dar golpes y que no sigan nuestro recorrido...

Pero volviendo al sistema de combate, y tras dar cuatro pinceladas de cómo funciona, podemos decir que satisfará al jugador hardcore medio. Es divertido y demuestra que los controles de movimiento sí que pueden ser para jugadores expertos, y nos da esperanzas de cara a Natal y Move.

Su único problema es el sistema de recompensas, a todas luces demasiado simple y poco trabajado. Hay contadores de combos y puntos, pero no se le da ninguna importancia. Si acaso podemos recolectar algo de dinero, pero es algo tan poco importante que sentimos que hacía falta algo más para empujarnos a aprender a ser auténticos maestros de la espada.

Los escenarios son poco variados y bastante repetitivos. La ambientación es siempre la misma -un Oeste con toques japoneses y ciberpunk- y de vez en cuando se dejan explorar como si fuese un sandbox.

Tras ir al tablón de anuncios y aceptar misiones podemos decidir si vamos a por las principales, para avanzar en la trama, o a por las secundarias, que nos darán dinero. Al final (y aunque parezca mentira) el dinero nos acaba cansando: hay tantos dólares repartidos por todo el mundo de Red Steel 2 que, simplemente, se torna innecesario el tomar ramificaciones secundarias. Los objetos escondidos también nos recompensan con dinero: estrellas de sheriff escondidas a las que hay que disparar y monedas gigantes.

Directamente no es aliciente suficiente el engordar nuestra cuenta. Los movimientos especiales, las mejoras de la armadura, las armas de fuego, los amuletos... todos se compran en tiendas. Si hubiesen repartido unos cuantos por las misiones secundarias la cosa hubiese mejorado una barbaridad.

Pero bueno, con la línea argumental central ya tenemos bastante, y es divertida de principio a fin. Dura entre siete y diez horas, según el nivel de dificultad que elijamos, y se estructura en exploración, puzzles mega-sencillos y, lo mejor, combates con enemigos flojos y contra jefes finales. Éstos no son especialmente épicos, pero se defienden mejor que los otros y requieren de cierta estrategia.

Se echa de menos, también, un modo multijugador. Ubisoft iba a incorporarlo pero, por falta de tiempo, quisieron centrarse en el single player. Y está bien; más vale algo bien hecho que dos cosas a medias. Eso no quita que no dejemos de pensar en lo épico que hubiese sido un enfrentamiento a espada contra un colega; algo así como una versión muy mejorada del juego de las espadas de Wii Sports Resort.