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Operation Flashpoint: Dragon Rising

Rigor bélico.

El sistema de daños propios es bastante interesante. Depende de la parte de nuestro cuerpo que esté afectada, reaccionaremos de distinta manera. Si estamos heridos en las piernas, nuestro personaje caminará más despacio o si es en las manos, apuntar resultará mucho más complicado. Aunque poco probable, si recibimos un impacto cerca de la cabeza la pantalla se tornará borrosa, aunque lo más normal si un balazo nos impacta por la mencionada zona es que acabemos criando malvas ipso facto.

La inteligencia artificial de nuestros compañeros es bastante mediocre en ocasiones. Muchas veces tenemos que estar detrás de ellos como un padre diciéndole a sus hijos que no coman chucherías. Pero nuestros soldados son aun más chulos y prefieren quedarse mirándonos, atrancados entre las paredes o simplemente no hacer ni caso. En este sentido, juegos como Full Spectrum Warrior muestran una ejecución de estrategias más sólida y precisa. Afortunadamente son situaciones bastante aisladas. Los enemigos, por su parte, actúan con más agudeza. Sabiendo flanquearnos, atacar desde un resguardo e incluso ocultarse tras la maleza.

El arsenal de armas y pertrechos es también bastante amplio. Además de pistolas, fusiles, ametralladoras ligeras o rifles de precisión, en ocasiones –pocas– podemos sembrar de terror con lanzacohetes o incluso con ataques aéreos. Además de plantar minas si queremos defender una zona o lanzar granadas fumígenas para salir de algún apuro. Cada componente del arsenal es un mundo, sobretodo en las armas de fuego que poseen distinto método de disparo, con su correspondiente retroceso. No os extrañéis si estáis fijando un objetivo y las balas se desvían del objetivo, es lo más normal y hay que saber calcular con precisión.

Debido a la extensión del mapeado de Skira (220 kilómetros cuadrados y hasta 30 kilómetros de distancia visible), en ocasiones podremos hacer uso de diversos vehículos como jeeps, o helicópteros. Incluso si queremos disfrutar del paisaje, podemos sentarnos en el asiento de copiloto y que sean otros quienes conduzcan. Además de que resulta más cómodo para los más vagos (sí, yo me sentaba a mirar el horizonte), nos ahorramos sufrir el complicado manejo de los diferentes medios de transporte.

Lo más aconsejable para disfrutar de una experiencia plena es completar la campaña en modo cooperativo, disponible para hasta cuatro personas. Siempre es mejor dar y recibir órdenes a través de un headset. De esta manera, si alguno de nuestros compañeros hace algo mal podremos desahogarnos con él y tener la certeza de que nos escucha. También es aconsejable probar el máximo nivel de dificultad, pese a resultar un verdadero infierno, al avanzar nos sentiremos en el séptimo cielo. Dragon Rising también posee un modo online con dos modos de juego para hasta ocho jugadores por equipos: Aniquilación e infiltración. En el primero, el cometido está claro. En infiltración, uno de los grupos debe proteger una zona y el otro asegurarla.

En lo referente al apartado visual, si somos capaces de pasar por alto algún que otro bug que encontraremos por el camino el título cumple con creces. A pesar de la amplia extensión de la región de Skira y la cantidad de elementos en pantalla, el framerate se mantiene muy estable y el acabado visual resulta excepcional, aunque quizás la paleta de colores podía ser más variable.

Cabe destacar también diversos efectos como las partículas de polvo que se impregnan cuando las balas impactan por nuestro alrededor. Como punto negativo podríamos señalar un pequeño detalle anecdótico sin importancia, pero que a estas alturas es cuanto menos sorprendente. Cuando los personajes hablan por radio o entre sí, carecen de sincronización labial, básicamente porque no mueven la boca. Quizás en Skira hay demasiadas moscas y así se aseguran de que no les entran.

Por su parte, Dragon Rising posee un muy buen doblaje al castellano, algo que últimamente es de agradecer. Las melodías apenas aparecen a lo largo de la aventura, dejando en un plano primario el sonido de la pura guerra, con acordes de balas zumbando acompasadas del retumbar de helicópteros y explosiones. La melodía lírica que acompaña el navegar por los menús también es sensacional.

Operation Flashpoint: Dragon Rising es un más que notable shooter táctico que quizás sea un incomprendido por los seguidores de la acción más directa. Sin embargo, aquellos que aprecien los detalles más verídicos y el realismo de un conflicto armado tienen en el título de CodeMasters una excelente opción para sentir lo más cerca posible –y sin que su vida corra peligro– el fragor de la batalla. Solamente dos detalles como que la inteligencia artificial de nuestro pelotón no responda siempre de forma eficiente y el hecho de que la campaña se acabe bastante rápido empañan el resultado final. Es por eso que recomendamos absolutamente jugarlo en cooperativo pues es aquí donde su realismo cobra más sentido. Por lo demás, OF: Dragon Rising es una apuesta segura para aquellos que busquen un experiencia de juego bélico lo más cercana a la realidad.

7 / 10

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