MotoGP 09/10

Con estas ganancias, la principal preocupación debe ser mejorar la moto y para ello, ir contratando ingenieros para que investiguen en los diferentes puntos mecánicos de la moto y así aumentar la velocidad del motor, la capacidad de freno o las marchas del vehículo. Paulatinamente iremos recibiendo ofertas de los ya mencionados patrocinadores y tendremos cada vez más ingenieros y jefes de prensa –para que los valedores aumenten y nos suelten más pasta por objetivos– a nuestra disposición. Es vital actualizar habitualmente nuestro “staff” técnico ya que cada vez tendrán mayor capacidad y el aumento de los parámetros específicos son equitativos a la calidad del piloto en la pista. Si vemos que las cosas no funcionan como deberían podemos cambiar de escudería en cualquier momento, aunque las investigaciones y mejoras obtenidas en la moto hasta ese momento resultarán en vano.

Al final de cada temporada y a tenor de nuestra actuación general, se nos ofrecerá cambiar de cilindrada, equipo o seguir como estamos. La decisión es totalmente libre, aunque quién se resiste a decir no al caramelito de la Moto GP y medirnos cara a cara con “Il Doctore”.

Jugablemente, Moto GP 09/10 sigue las bases generales presentes en sus predecesores. Nos encontramos ante un título arcade al 100%. Pese a que hay que tener varios aspectos en cuenta, como la tracción de las ruedas en la transición acelerar/frenar, con una moto competente no nos costará lo más mínimo recuperar de manera asombrosa las primeras posiciones en la carrera y chocarnos con otros pilotos sin que se inmuten ninguna de las dos partes.

No resulta nada difícil hacerse con el control del vehículo tras poco tiempo de juego. Por lo que nos ha transmitido el juego, es precisamente lo que buscaban los chicos de Monumental Games, velocidad y diversión sin complicaciones. Luego, en la variedad está el gusto, pero los más puristas estamos deseosos de un simulador de verdad ambientado en el mundo del motociclismo.

En lo referente al apartado visual el título cumple aunque no destaca en demasía. Los circuitos están cuidados con mimo, aunque se echa en falta algo más de vida en las inmediaciones. Hay público, pero es muy estático y metido con calzador.

También se echa en falta alguna animación más. La única incluida y que se pueda ver con asiduidad es al comienzo de cada carrera, con una vista desde el casco del piloto, vemos fugazmente a las azafatas paraguas en mano y las maniobras de los ingenieros otorgándole los últimos retoques a la moto. Nada más. Ni siquiera al alcanzar el podio vemos una recompensa visual. Sí, todos saltamos esas escenas a la segunda vez que las vemos, pero hombre…Bueno, quedaría comentar la física de los pilotos cuando se estampan contra el suelo, pero casi mejor lo obviamos.

A su favor, las variantes climatológicas entre una sesión de calificación y una carrera. Puede llover en los entrenamientos y no en la competición, o viceversa. El detalle del agua sobre el pavimento resulta sorprendente y digno de admirar. Aunque muy puñetero si nos encontramos tras varios pilotos, ya que el reguero de agua nos impedirá casi totalmente la visión de la siguiente curva.

En lo referente al apartado sonoro, a través del pinganillo iremos recibiendo instrucciones que resultan muy útiles para afrontar cada curva. No son demasiado reiterativas ni habituales, por lo que resultan un gran aporte. Por otro lado, las carreras están “amenizadas” con diversas canciones de diversos géneros. De todas maneras, no hay nada como escuchar única y exclusivamente el rugir de las motos sin música de fondo.