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Monster Hunter Tri

Un fenómeno masivo.

¿Y cuál es su historia? Pues en este aspecto no encontraremos grandes cambios con respecto a la tónica general de la saga. Nuevamente volveremos a encarnar el papel de cazadores oficiales de nuestra ciudad y como tales deberemos defenderla de las grandes criaturas ancestrales que están causando diversas catástrofes naturales. Será en nuestras idas y venidas por este mundo que conoceremos y nos haremos un lugar dentro de la sociedad cazadora que lleva años defendiendo a la población, y es aquí donde deberemos demostrar que somos los mejores de todos los tiempos.

Este es el pretexto argumental sobre el que se han erigido todas las entregas de la saga pero en el fondo es lo de menos, porque el verdadero motor que hará avanzar el argumento somos nosotros mismos. En otras palabras, en Monster Hunter Tri conseguir aumentar el poder de ataque de nuestra arma o la resistencia de nuestra armadura puede ser más emocionante que el más impresionante de los giros de guión. Como ya dijimos en su momento Monster Hunter, como la mayoría de rol juegos masivos online, pone el acento en la personalización de nuestro personaje y en el consecuente hecho de hacer que sea único y diferente del resto.

La gracia de la experiencia Monster Hunter (en esta y en todas sus iteraciones) siempre ha sido la fundamentada en ese especie de eslogan que dice que no hay equipo más poderoso que el que te haces tú. No hay puntos de experiencia, no hay niveles que debas subir, simplemente –y se dice rápido– se trata de ir luchando contra monstruos cada vez más bestiales para acabar obteniendo los materiales más codiciados para forjar el mejor equipo para nuestro cazador, que, por si no lo sabíais, se puede personalizar por completo al principio de la aventura. El resto, lo ponen las 199 misiones que encontramos y las 10 zonas de juego que podremos explorar.

Es sorprendente lo mucho que puede dar de sí una mecánica a priori tan simple. En las primeras misiones poca cosa más haremos que cumplir simples recados como recolectar piedras, hierbas y setas mientras empezamos a tomar contacto con el mundo. En estos primeros momentos preparar un buen filete al punto casi será más retante que cazar a nuestras presas, pero pronto la cosa adquirirá tintes más épicos. En este sentido, la curva de dificultad está muy bien calibrada.

Es en estas primeras horas que empezaremos a experimentar con las distintas herramientas del cazador, y a medida que avancemos descubriremos cual es nuestra especialidad a través de los siete tipos de armas que encontramos en el juego. Dependiendo del tipo de arma que escojamos la forma como afrontaremos los combates contra los monstruos sufrirá cambios significativos. Así, dispondremos de la lanza, el martillo, la gran espada, la combinación de espada y escudo, la espada larga y dos nuevas incorporaciones de esta versión, la hacha-espada y la ballesta media. Lo que sí es seguro es que aquí no encontraremos esa espada Masamune que nos convertirá en seres invencibles, porque –afortunadamente– ninguna arma es perfecta.

Aunque el control no exige que nos aprendamos complicadas combinaciones de botones resulta interesante el hecho de que cada una de estas armas dispone de sus propias técnicas y secretos, y por consiguiente tienen sus pros y contras. También nos permiten combinarlas con elementos para dotarlas de habilidades especiales, la clave está en estudiar a nuestro adversario para llegar a conocer cual es el arma más adecuada para derrotarlo y equiparnos con ella. Todo ello está a nuestro alcance a partir de un sistema de control que más que adaptarse al estándar de Wii se traduce en un sistema más bien clásico.