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Los Sims 3

Vida domesticada.

Eres tú

Tienes las herramientas. Un sensor óptico suplanta tu aparato psicomotriz. Unos clickeantes interruptores ejecutan las órdenes de tus manos. Un sim con la suficiente autonomía para satisfacer sus propias necesidades, si es que no le quieres negar hasta eso, no opondrá resistencia a que trates de realizarte mediante su existencia. Como el hijo tonto que aún no tienes. Espero.

Quizás la primera impresión es que la del compacto pueblo no sea una extensión apropiada para maratones por su falta de metros cuadrados. Pero probablemente sea más extensa que la de tu propio nicho vital. Sólo que sin distancias que recorrer, sin tiempo que malgastar. Ni siquiera en pantallas de carga.

A veces desértico, a veces inundado de vida simulada. Plagado de edificios que, en su mayoría, logran tapar sus vergüenzas ocultando sus tripas y a sus inquilinos de tu visión desde la atalaya. Posibilidades, esto y lo otro. Todo reducido a ver expandirse una barrita verde hasta que la tarea se cumple y tu sim vuelve a ver al cielo. Y el cielo a él.

¿Qué será lo siguiente que hagas?

Si decides aburrirte este es un gran juego para lograrlo. Puedes limitarte a dormir, comer, orinar y ducharte. Pero no culpes al juego.

Eres tú

El motor gripado de la economía

Otro de los pilares estrella de los Sims ha sido siempre el modo construcción. Horas y horas de interiorismo que, en no pocas ocasiones, suplantaban el resto del juego. Hay quien entiende los Sims como un programa al que hay que hacerle el truco de los 50.000 simoleones para destapar la esencia del juego. Puedes elegir mobiliario, hacer reformas para ampliar la casa, sus estancias y todo eso.

Ahora tienes la herramienta del mazo para mover varios muebles a la vez, puedes elegir el ancho de las escaleras, pintar paredes contiguas, elegir el color de la iluminación, y más.

Tal como ya pasaba con la segunda parte, en lo que se refiere a la organización de los muebles, puedes encuentrarlos ordenados por habitaciones cómo si se trataran de diagramas del IKEA, siendo más rápido localizarlos. Pero, una vez más, hay muchísimo menos catálogo inicial entre el que navegar.

Dice mi señora que han metido nosequé leche de dimensiones y que se lo han cargado. Que están bien detalles como las toallas colgando o los cacharros de la cocina, que lo hace más hogareño, pero que no puedes encajar bien los muebles. Que quedan huecos si pones un tipo de encimera o eliges otra ventana. Que a lo mejor un lavabo sí encaja bien, pero otro no hay tu tía de meterlo por mucho que hagas hueco. Y que lo de ponerle mil colores no tiene ninguna gracia. Que te quedan baños y cocinas chapuceros. Y que por qué han quitado el trampolín. Que se nota que lo van a poner todo de pago y eso no mola. Que está bien que pongan cosas así para descargar, pero que se nota que van descarados a por el dinero. Dice que esta es la entrega de los Sims con menos cosas que existe.