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Análisis de Life is Strange: Before the Storm

A Beautiful Lie.

Eurogamer.es - Recomendado sello
La pequeña historia de Chloe y Rachel es un viaje emocional y una experiencia valiosa sobre la alienación, el amor, y el valor de la verdad.

Al comienzo del segundo episodio de Life is Strange: Before the Storm, después de que Chloe se vea obligada a encajar las consecuencias de sus actos, y sin que nosotros podamos hacer nada, esta reacciona de la única manera que sabe hacerlo: violentamente. Como ya explicamos con más detalle en el análisis del primer episodio, el punto de partida de esta precuela es la personalidad reaccionaria y arrolladora de Chloe, una chica adolescente que solo sabe interactuar con los demás haciendo daño, rebelándose contra lo establecido o arrasando con todo a su paso sin pensar demasiado en lo que puedan provocar sus irresponsables actos. En definitiva, lo que muchos hemos sido en mayor o menos medida cuando teníamos su edad, y más aun si teníamos algún que otro problema personal en nuestra vida aun libre de preocupaciones. Pero ese temperamento y esas ganas de ver el mundo arder son, como decía, solo eso: el punto de partida de esta historia.

Después de esa respuesta agresiva, tiene lugar una de las escenas más importantes de todo el juego y que en cierto modo, es un reflejo de lo que en parte ocurre en él: Chloe llega al desguace para despejarse y decide reparar una furgoneta abandonada. En una secuencia de acciones especialmente aburrida y relajante (pero que tiene mucho sentido que así sea), debemos explorar la zona y encontrar un motor nuevo y otros objetos que ayuden a adecentar la cabina del conductor. A simple vista parece un acto completamente trivial, pero supone un punto de inflexión personal para la protagonista: un ejercicio de abstracción para su mente, un nuevo comienzo. Chloe reparando la furgoneta es una alegoría de lo que realmente está intentado hacer en ese momento de su vida: madurar, aprender a lidiar con sus problemas, y gracias a un nuevo motivo por el que continuar viviendo, repararse a si misma (y no será la única vez que esto se vea representado durante el juego). Acostumbrada a que su única forma de interacción con el mundo sea destruir, descubre lo que es tener algo, o mejor dicho alguien, por lo que luchar, y por primera vez decide construir. Pero para construir, Chloe también tendrá que madurar.

Dicen que madurar es aprender a convivir con los que no piensan como tú. En algún momento debemos aceptar que ahí fuera no vamos a llevaros bien con todo el mundo, pero que es posible que tengamos que aprender a convivir con esa gente en círculos cercanos. Uno de los mejores ejemplos son los familiares impertinentes con los que te ha tocado compartir mesa estas Navidades, y ese es unos de los principales problemas a los que Chloe debe hacer frente ya desde muy joven. Chloe es una joven impulsiva y de fuertes convicciones políticas, y de repente tiene que convivir en su día a día con el novio fascista de su madre. La respuesta natural ante algo así será el completo rechazo, pero si Chloe ya empieza a madurar de alguna manera, por empatía y por el bienestar de su madre, intentará llevarse mejor con él. Esta decisión depende completamente de nosotros, que en función de nuestra experiencia vital tomamos decisiones por ella, y haremos que sea más o menos madura y consecuente en ese momento. Chloe es una luchadura natural, y ese proceso de maduración prematuro representa una de las dos luchas que tendrá que llevar a cabo durante todo el juego: su lucha exterior.

Life is Strange: Before the Storm es un juego especialmente simbólico, que trata muchos temas de forma sutil y metafórica, y que por ello sacrifica un poco la parte explícitamente narrativa.

Y por otro lado, como no podía ser de otra manera, se encuentra su lucha interior, y ahora sí que sí, aquí es donde entra en juego la pieza, el motor, que hace que todo se ponga en marcha: Rachel Amber. Conocer a Rachel le da una razón a Chloe por la que volver a luchar, y la lucha no se limita a los problemas de su vida diaria. La personalidad de Chloe, agresiva y de incontrolable carácter rebelde, es fruto de un profundo trauma y de la carga social que supone no encajar en ningún sitio, y tras mucho tiempo sin nada que pudiera controlarla, de repente encuentra una rival a batir dentro de si misma. No parecía existir otra, pero después de conocer a Rachel aparece una nueva Chloe, una que empieza a comprender como funciona el mundo, que empieza a valorarlo, una Chloe más empática, y una que tiene intención de madurar ahora que tiene un motivo para no ir en contra de todo. Dentro de un mismo cuerpo, se da una lucha interna entre una identidad muy arraigada y otra nueva pero más consecuente, y hacia donde se equilibre esa balanza también depende de nosotros y de como plasmemos nuestra propia identidad en las decisiones de Chloe.

Los cambios en la identidad de la protagonista, esa lucha interior y especialmente el trauma (no es la única persona perturbada por fantasmas del pasado en esta historia) confluyen en uno de los temas principales de la obra, la alienación, y como contrapunto y respuesta para un problema como ese se presenta otro de los temas: el amor. Como ya hemos dicho, Chloe es una persona completamente rota por dentro, pero que empieza a cambiar en el momento en el que conoce a Rachel, y como explica en el juego original se convierte en «su ángel». Gracias a la relación que empiezan a construir, Chloe deja de canalizar el dolor a través de la desobediencia, y empieza a cambiar. Rachel Amber actúa como un bálsamo, un limitador que mantiene a Chloe en calma y la ayuda a controlarse, tal y como hacían Max o su padre antes de desaparecer de su vida. De esta manera, se plantea el amor como remedio sanador, como medicina para un corazón roto.

Pero el auténtico tema principal y que se desarrolla por completo en el último episodio es el valor de la verdad. Durante todo el juego, es una pregunta que irá tomando presencia en nuestra conciencia y en la de Chloe, de forma tan sutil que es fácil no darse cuenta de lo que está pasando... hasta que llegamos al final. ¿Hasta que punto es valiosa la verdad? ¿Es siempre la mejor opción, o es mejor vivir en la ignorancia con tal de evitar un posible dolor? ¿Es lícito decidir esto por otra persona? A través de la estructura de diálogos y decisiones, todo el capítulo final es un juego de verdades y mentiras en el que se nos plantean una y otra vez estas cuestiones morales y donde nos enfrentamos a pequeños dilemas relacionados con el tema. Todos ellos confluyen en la decisión final, y nos recuerdan que la vida es extraña y está llena de grises.

Life is Strange: Before the Storm es un juego especialmente simbólico, que trata muchos temas de forma sutil y metafórica, y que por ello sacrifica un poco la parte explícitamente narrativa, que no es para nada brillante. Pero no solo es un sacrificio acertado, también es un sacrificio necesario para construir una experiencia que más que narrar una historia nos revela cómo crecen las personas dentro de si mismas. Las decisiones que tomemos no provocan muchos cambios reales pero sí personales, equilibrando esa balanza emocional a un lado o a otro y creando diferencias intangibles, a partir de nuestra percepción de lo que está pasando. Su resolución puede llegar a resultar decepcionante por tampoco provocar cambios reales en el final de la historia, pero en el fondo sí los hay. Dejando de lado las devastadoras tormentas eléctricas y a pesar de que decidamos lo que decidamos, el envoltorio será el mismo, aquí las consecuencias tienen lugar en el corazón de las personas, y por consecuencia, también en el nuestro. Y en el fondo, es lo más importante.

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Life is Strange Before the Storm

PS4, Xbox One, PC

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Chuso Montero

Redactor

Montador de televisión exiliado y ska-punk malhablado de Carabanchel, ahora intenta dedicarse a la crítica de videojuegos. Lleva patillas, juega al fútbol americano y rinde culto a Cañita Brava en su Twitter: @ChusoMMontero

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