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Análisis de Kirby's Blowout Blast

El Kirby segundón.

Un juego demasiado simple, corto y asequible cuyo único aliciente reside en conseguir la máxima puntuación.

Pese a ser actualmente uno de los personajes más adorables y reconocibles de Nintendo, Kirby empezó su andadura como una simple prueba. Cuando a Masahiro Sakurai se le asignó la tarea de diseñar un videojuego que fuera accesible para todo el mundo y se distanciara un poco de las rutinas de Mario, en el que la profundidad jugable era mucho más patente, a Sakurai se le ocurrió que su protagonista tenía que poder volar para esquivar los obstáculos con facilidad; sin embargo, para alentar la exploración y evitar que el jugador ignorase los detalles de cada nivel volando y volando hasta completarlos, se le ocurrió añadir la opción de absorber a los enemigos para hacerse con sus habilidades, las dos señas de identidad que hoy sin indivisibles de Kirby. Las características principales se resolvieron con prontitud, pero el problema era que el propio personaje todavía no tenía un diseño determinado. "Necesitaba un títere que representara lo que el personaje real haría en el juego," dijo Sakurai en una entrevista. "Simplemente puse a un personaje con forma de bola en mi presentación, como algo temporal, pero a todos les gustó tanto que decidí dejarlo en el juego sin cambios significativos." De esto hace ya veinticinco años.

Kirby's Blowout Blast para 3DS, uno de los títulos que busca conmemorar el 25 aniversario de la mascota rosa, es un juego cuyas mecánicas dependen íntegramente de esa esencia original (saltar, absorber, escupir) y que no va más allá ni añade florituras de ningún tipo a la esencia del personaje, con niveles notablemente cortos que hay que superar a contrarreloj volando y atrayendo a los enemigos de forma compulsiva. Haciendo uso de una perspectiva en tres dimensiones, el principal objetivo es lograr la máxima puntuación en el menor tiempo posible eliminando a todo aquel que se nos ponga por delante y enlazando combos siempre que sea posible. No es un juego especialmente desafiante, ni tampoco especialmente profundo: sus cinco niveles principales puede completarse perfectamente en una sola sesión, y a pesar de que hay niveles extra que se desbloquean si logramos puntuaciones elevadas resulta inevitable llegar a la conclusión de que es un juego corto y limitado, algo que habría encajado mucho mejor como extra en Planet Robobot que como una aventura independiente a precio reducido (siete euros, para ser exactos), más aun teniendo en cuenta que existen otras ofertas a precio similar de mucho más valor, como es el caso del genial Bye-bye Boxboy!, también de HAL.

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El reto, aun así, aumenta un poco si decidimos alcanzar la máxima puntuación en todos los niveles. La rutina de absorber y escupir (Kirby no adopta aquí la habilidad de los demás, otro punto que simplifica todavía más el juego) requiere de grandes reflejos cuando estamos rodeados de enemigos, y también que conozcamos sus rutinas y sepamos actuar con cierta predicción para escupir a los incautos que hemos absorbido y poder eliminar a la máxima cantidad posible de una sola vez. Si hay una fila de enemigos que salta al unísono, por ejemplo, lo ideal es esperar a que alcancen el punto más alto o más bajo para escupir y acabar con todos al mismo tiempo; si son varios los que vienen hacia nosotros, resulta más conveniente esperar a que se acerquen todo lo posible para acabar con la máxima cantidad de un golpe. Porque el sistema de puntuación no solo tiene en cuenta si los eliminamos a todos o si recogemos las monedas dispersadas por los niveles, sino también el tiempo que hemos necesitado para hacerlo, si hemos recibido daño y el combo o cadena máxima logrado.

De este modo, el principal incentivo de este Kirby reside en repetir los niveles para lograr la cifra más alta en el marcador en el menor tiempo posible, porque ni las fases son suficientemente variadas como para mantener nuestra atención ni la dificultad crece lo bastante como para plantear un reto a la altura. No existe ningún componente de exploración, los jefes finales se repiten y la profundidad de las mecánicas brilla por su ausencia, a pesar de apostar por un planteamiento mucho más tradicional que otras entregas principales de la bola rosa. Ahora bien, si lo que buscáis es un plataformas de corte clásico con Kirby de protagonista que sea corto, sencillo y que os permita sublimar vuestra ansia de puntuaciones perfectas, entonces Kirby's Blowout Blast puede ser una opción a tener en cuenta, mejor incluso que el free-to-play Team Kirby Clash Deluxe. De lo contrario os encontraréis con un juego insuficiente cuya mecha se consume demasiado pronto, y que deja en la boca el característico regusto amargo de aquello que pudo haber sido. Quizá Nintendo ha pretendido plantearlo desde un principio como un aperitivo antes del plato fuerte, pero hasta ahora la celebración del 25 aniversario de Kirby se antoja insuficiente, y Kirby's Blowout Blast sigue sin ser la excepción.

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Kirbys Blowout Blast

Nintendo 3DS

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