Skip to main content
Si haces clic en un enlace y realizas una compra es posible que recibamos una pequeña comisión. Lee nuestra política editorial.

Just Cause 2

Desata tu imaginación.

Ahora que ya tenemos en la oficina una versión muy cercana a la final nos gustaría compartir nuestras impresiones de Just Cause 2 con vosotros. Es uno de los juegos más locos que hemos probado en tiempo.

En los primeros minutos sueltan a nuestro héroe, Rico, conocido como “El Escorpión”, en una isla remota gobernada por la corrupción y bandas guerrilleras enfrentadas entre sí. Las primeras misiones son guiadas porque nos enseñan un poco cómo controlar al personaje, pero después tendremos delante un sandbox 100%.

Estamos acostumbrados a no pedirles demasiadas virguerías técnicas a los juegos del estilo de Just Cause 2. Sin embargo aquí es algo de lo que más nos sorprende; al poco de comenzar descubriremos la isla de Panau y su tremenda extensión. Montañas, ríos, cientos de pueblos… y todo, todo destructible.

Como ya os habíamos contado en otros avances, Just Cause 2 es un juego sobre el caos. La gracia está, vamos, en destruir todo lo que se menea y, además, en destruirlo bien.

Tendremos muchos artefactos que nos ayudarán a trazar nuestros planes de destrucción. Por el escenario encontraremos armas pero, curiosamente, es de lo más prescindible. Las auténticas masacres las haremos bien con vehículos bien con nuestro gancho.

Nada más empezar ya tendremos que utilizar el paracaídas. La primera misión es nocturna.

Los vehículos prometen ser numerosos, desde terrestres (motos, coches, camiones) hasta acuáticos o aéreos. Éstos últimos además son de muchos tipos; con metralletas, con misiles, de exploración…

Si tenemos necesidad de transporte y no hay nada cerca podremos llamar a nuestro contacto del mercado negro. Nos soltará cerca lo que le pidamos (siempre y cuando lo hayamos desbloqueado y paguemos por ello). También nos lanzará armas y munición.

El gancho que Rico lleva en su muñeca es lo más divertido del juego. Es menos versátil de lo que nos habíamos imaginado en primer momento, pero seguro que cuando le dediquemos más horas descubriremos utilidades colaterales con las que arrasar a los panaueños. Básicamente sirve para atar dos objetos entre sí: colgar a un soldado de un árbol, anclar un coche en marcha con la carretera para que salga disparado, atar una columna a un camión para triplicar destrozos, enganchar a los malos a tanques explosivos que salen disparados… y luego tiene una utilidad evasiva. Es decir que si vemos que nos están cayendo disparos por doquier apuntamos bien lejos y saldremos pitando de allí. Obviamente también nos permite escalar edificios o subir a helicópteros en marcha.

Un ejemplo de lo que podremos hacer. ¿Mola, no?