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Heavy Rain

Giros de guión.

Durante la acción —peleas, persecuciones, etc— la mecánica cambia y lo importante es nuestra rapidez y colocación de dedos. Con “quick time events” se nos indica qué botones debemos pulsar en cada momento. Es decir que si estás enzarzado en un combate deberás pulsar, imaginemos, la equis para parar el primer puñetazo, triángulo para esquivar el segundo, redonda para propinar un derechazo y presionar L1, R1 y cuadrado para inmovilizar al rival. Las acciones que demandan esfuerzo del protagonista requieren esfuerzo a la hora de pulsar botones —yo llegué incluso a tener que apretar unos cuantos con la nariz— y las que exigen rapidez no te dejan dudar ni un segundo.

Lo mismo con las tomas de decisiones urgentes: hay momentos en los que tienes que decidir qué respuesta dar inmediatamente. En la pantalla verás unas cuantas opciones y tienes que optar por una de ellas; aquí, sin embargo, hay un problema, y es que muchas veces la información que te dan no es suficiente para saber si realmente quieres hacer eso. Por ejemplo si estás interrogando a un testigo y una de las opciones es “presionar” no sabes bien si es presionar de forma amigable o directamente darle de tortazos. Y desgraciadamente pasa más de una vez, y acabas enfadándote ligeramente por haber hecho algo que no querías hacer por culpa de falta de información.

Heavy Rain ofrece varios niveles de dificultad. A no ser que no hayas cogido un mando en tu vida te recomendamos el más difícil.

Salvo en esas circunstancias la inmersión no se rompe, y gran parte es también debido a los gráficos. La PlayStation 3 saca pecho con este juego y Quantic Dream ha demostrado su maestría tanto técnica como artísticamente. El modelado de los personajes, la iluminación o las animaciones son soberbias y marca uno de los techos técnicos más importantes de esta generación. Pero, más allá de esto, está la dirección artística. Heavy Rain es un juego lleno de lluvia, de oscuridad, de sordidez y de misterio, y todos los colores y escenarios están pensados para mantenerte en tensión. Visitarás muchos espacios y todos, sin excepción, están pensados al detalle y ejercen un poderoso efecto sobre ti. “Chapeau”, para que me entiendan los de Quantic Dream.

En esta misma dirección suena la música, compuesta por Normand Corbeil, y que está pensada al milímetro. El tema principal es perfectamente reconocible y se va enturbiando al mismo ritmo que la historia, metiéndonos de lleno en las duras calles de esa ciudad en pánico. Por otro lado tenemos el doblaje, que en español está más trabajado de lo normal y que cuenta con actores de renombre como Tito Valverde o Michelle Jenner. Ciertos personajes desentonan ligeramente, pero es algo menor. Por otro lado los más puristas pueden estar tranquilos, porque existe la opción de pasar al inglés con subtítulos en castellano en cualquier momento del juego.

Ser un integrista del videojuego puro es, como todos los integrismos, algo peligroso. Está claro que los videojuegos son un medio de expresión particular y que están buscando su camino… y precisamente por eso son necesarios proyectos como Heavy Rain. Acercarse al cine no es malo, no nos confundamos. Heavy Rain bebe de un arte centenario y se adapta al lenguaje de los juegos excepcionalmente, lo hace bien, y resulta en una aventura distinta a todo lo que hemos probado (y seguramente probaremos en un tiempo). Es poco rejugable, porque una vez descubres el misterio pierde un poco la gracia, pero seguro que vuelves a él para descubrir todos los finales. Porque es inquietante, inmersivo, tiene un guión fabuloso y lo puede jugar todo el mundo. Deberías estar reservándolo ahora mismo.

9 / 10

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