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El Puño de la Estrella del Norte

Sangre, vísceras y catchphrases molonas.

Jugar a Ken's Rage es una experiencia que depende (algunos dirán que del grado de alcohol en sangre, pero no) de lo que te guste su mecánica y de lo dispuesto que estés a mantener a corta distancia el aburrimiento a cambio de controlar a Ken-tuyaestasmuerto-shiro. El juego es encantadoramente lineal hasta el punto de que apagar la consola y salir a la libertad que ofrece la calle genera rechazo. Así pues avanzamos por el yermo radioactivo repartiendo estopa, completando ridículas sub-misiones del tipo "rescata a los aldeanos", "acaba con el Clan Fang" o "infíltrate en la base enemiga" (esta en concreto es tronchante, porque que me digan a mí cómo te infiltras en una base con sigilo tirando muros a puñetazos) hasta llegar al inevitable final-boss. Un esquema repetido hasta la saciedad, pero ya lo decía Alaska: "¿A quién le importa?". Es tremendamente molón.

La novedad se presenta en forma de puntos de karma y puntos de habilidad, porque –¡bravo!– aquí el matar tiene recompensa. Muertes con la que conseguir karma y karma con el que desbloquear habilidades en tu Árbol Meridiano (¡cómo me gusta ese nombre!). De este modo se irán adquiriendo nuevas técnicas del Hokuto Shinken, Nanto Seiken o Nanto Goshasei dependiendo de a qué personaje controlemos. Suena a RPG, pero no salgáis corriendo. Solo suena.

El devenir de las hostias está hilado de manera muy tosca, tanto que llega a no tener sentido, siguiendo el manga a base de elipsis narrativas de sota, caballo y rey. A los mandos de Ken, el amanerado Rei, la jamona Mamiya, por citar algunos, asistiremos a los combates más destacables de la serie, que no voy a comentar por si todavía existe alguien sobre la faz de la tierra que no haya visto o leído la obra original.

En general el juego es bastante facilón y peca muchísimo de falta de variedad en los escenarios y situaciones, no hay muchos combos que aprenderse, y de esos, solo unos pocos son realmente efectivos, aunque es muy de agradecer que cada personaje luche de acuerdo a su estilo y se comporte de forma radicalmente opuesta a los demás.

Además de Leyenda tenemos el modo Sueño, que permite jugar las historias exclusivas de personajes como Shin. Su desarrollo es al más puro estilo Dynasty Warriors, con la conquista de zonas del mapa y eliminación de comandantes y jefes, mientras otros personajes aliados nos ayudan como pueden.