Drakensang: The Dark Eye

Es en este aspecto dónde se puede apreciar la evolución positiva del género desde un estilo de juego antiguo hacia uno más moderno: los puntos de vida se regeneran automáticamente tras el combate. Si bien es algo que puede sonar peligroso para los más puristas del género, por la ingente reducción de la dificultad que esto supone…tranquilos, que no es así, ya que los enemigos pueden incapacitarnos gradualmente infligiéndonos heridas que permanecen tras los combates, y que merman tanto los talentos generales como la habilidad en combate del personaje. Heridas que habrá que curar, previo paso por un curandero, o con el uso de vendas y demás elementos curativos que, a buen seguro, coparán el inventario de tu personaje a lo largo de la historia.

Como todo buen juego de rol Drakensang aboga por una trama principal relativamente lineal, y con un puñado de búsquedas secundarias alternativas que, aunque no suelen ser necesarias para avanzar en la aventura, suponen un soplo de aire fresco en las partes más densas de la historia principal, y ayudan bastante en la inmersión de la historia.

Inmersión en el continente de Aventuria, lugar donde se desarrolla el argumento, que está bastante logrado. Como he comentado antes, los paisajes están creados con mimo y cuidado, tanto en el aspecto técnico, como en el diseño. Pero si hay algo que diferencia un juego de rol mediocre de un gran juego de rol son, sin duda, la calidad de los diálogos, que son la esencia del producto, donde se plasma el grado de implicación de los creadores con los jugadores.

FX Interactive ha hecho un esfuerzo magnífico en este sentido para traernos de la forma más fidedigna posible el producto original. Todos los textos están traducidos perfectamente al castellano, incluso con sus jergas típicas y las obvias diferencias de expresión entre un campesino al uso y un miembro típico de la nobleza.

Pero lo que pone la guinda al pastel es el doblaje, mejor aún si cabe que la traducción. Acostumbrados y maltratados como estamos por estos lares a recibir, en el mejor de los casos, los juegos en perfecto inglés, o con un doblaje al castellano paupérrimo, se agradece el poder escuchar voces (algunas incluso reconocidas) en la lengua de Cervantes, y dotadas en su mayoría de emociones, evitando así el mal, bastante típico en estos días, de voces vacías más propias de autómatas que de humanos.

Drakensang no se salva de algunos pequeños defectos relativos al control y la cámara, que aunque se puede modificar a placer, a veces no sigue con total precisión los movimientos del personaje seleccionado y tarda algo de tiempo en reaccionar. En los combates, por otro lado, los personajes tienden a reorganizarse y dejar sitio al resto del equipo para atacar cuando sería más efectivo que la IA buscase una ruta alternativa para alcanzar al enemigo, y no estorbar al personaje que ya está atacando. Afortunadamente son errores que no interfieren en la jugabilidad final ni suponen un borrón en la diversión.