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Análisis de Plants vs Zombies: Garden Warfare

Operaciones de jardín.

Si los más pequeños juegan a Call of Duty y a Battlefield sin parar -y sabemos que lo hacen- es que algo tiene que les gusta. ¿Es la violencia o son sus mecánicas y su vertiente competitiva?

PopCap apuesta por lo segundo para hacer este Plants vs. Zombies: Garden Warfare -el nombre es muy indicativo- y toma prestadas las bases de Battlefield y casi sin tocarlas les pone encima un disfraz simpaticón y divertido. Es agradable ver cómo un juego enfocado principalmente a jóvenes no tira de mecánicas tontas ni de una gramática que confunde inexperiencia con estupidez. Es como el Hora de Aventuras de los juegos, construido desde el buen hacer y sin hacer muecas.

El juego utiliza el motor gráfico Frostbite 3, que como vemos es muy flexible.

Las batallas multijugador giran alrededor de los modos "Duelo por Equipos" y "Jardines y Cementerios", que viene a ser una réplica del Asalto de Battlefield. Estos enfrentamientos competitivos nos dejan ser o plantas o zombis, y cada facción tiene unas clases bien diferenciadas que disponen de unas habilidades únicas -tres cada una- y que desbloquearemos en las primeras horas de juego. En el bando de las plantas tenemos al Lanzaguisantes, una clase de asalto que puede correr más rápido, lanzar frijoles explosivos o plantarse como una torreta. La Planta Carnívora es una clase cuerpo a cuerpo que puede ir bajo tierra, dejar minas carnívoras o pringar y ralentizar a los enemigos. El Girasol es el generoso médico, que puede curar a sus amigos y el Cactus es ideal para atacar de lejos y plantar barricadas desde las que lanzar su dron-ajo.

En los zombis tenemos al Soldado, al Ingeniero, al Científico y al All-Star. Son clases más o menos análogas pero que guardan suficientes diferencias como para que jugar como planta o como zombi no sea exactamente lo mismo. Además, y a medida que jugamos, cada clase tendrá que superar una serie de retos que van desde revivir a compañeros hasta utilizar una habilidad un determinado número de veces; la cosa se va complicando según vamos mejorando, pero a su vez recibimos recompensas. Las recompensas son sobres que desbloquean, al azar, nuevas habilidades y apariencias para los personajes. Es fabuloso entrar en una partida y ver a un All-Star con un palo de golf cruzándole la cabeza, unas gafas para ver 3D y una perilla beatnick: automáticamente deseas copiar ese estilo y empezarás a utilizarlo y a querer cumplir sus retos. Por ahí es donde el juego te engancha; es tan simpático y tiene una dirección de arte tan divertida que con esto basta para querer seguir jugando.

"PvZ:GW toma prestadas las bases de Battlefield y casi sin tocarlas les pone encima un disfraz simpatico y divertido."

Cada bando está dividido en personajes de distintas clases.

Me gusta mucho cómo han sabido equilibrar ese progreso individual, de clase, con el único propósito de embellecer a nuestros personajes, con el objetivo global de querer ganar la partida en grupo y sumar el máximo número de puntos para convertirte en el MVP de la refriega. La sensación de competitividad está bien llevada, y cuando alguien consigue aplastarte sale un contador, también muy a lo Battlefield, que te enseña el balance de bajas y muertes con ese personaje. ¿Cómo, que ese ingeniero malhumorado me ha matado cuatro veces y yo a él solo una? Prepárate para un buen plato de guisantes para cenar.

Las partidas de Duelo por Equipos se acaban cuando uno de los dos bandos sumas 50 bajas, y en Jardines y Cementerios los zombis tienen que capturar la base de las plantas para obligarlas a retroceder y que vayan a defender otra posición; si consiguen acabar con todos los jardines habrán ganado la partida.

La competitividad que propone funciona, igual que funciona en Battlefield o en Call of Duty, pero en esta ocasión es ideal tanto para niños como para adultos. De hecho es uno de los mejores juegos para que lo prueben a la vez personas de distinta edad. No genera un conflicto moral, todo lo contrario, transforma esa rabia que supone un headshot con una AK-47 en un pique inocente pero igualmente letal. No te hará insultar y enfadarte, te hará reir.

Hay un modo Comandante por si lo que quieres es dedicarte a lanzar bombas vegetales desde el aire.

Este exclusivo de Microsoft es solo online en Xbox 360 y PC pero incluye una modalidad a pantalla partida en Xbox One. En Operaciones de Jardín pasamos del competitivo al cooperativo, y nos juntamos con otros personajes, esta vez solo plantas, para defender un territorio de oleadas de zombis. Cada cinco oleadas viene un jefe, y al final de la décima tenemos que reunirnos en un punto aleatorio del mapa para huir en una furgoneta voladora, muy a lo Titanfall. Los distintos niveles de dificultad determinan drásticamente cómo enfocar la partida; en los más altos es indispensable elegir clases distintas y saber combinar sus habilidades para ayudarse entre sí; también es importante utilizar las macetas que rodean los jardines para plantar ayudas que nos curan o que ralentizan a los distintos enemigos, que van desde zombis rasos a retretes con patas o no-muertos setenteros con afro y solapas abiertas.

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El mayor inconveniente del juego, a pesar de que se vende a precio reducido -39,95€ en Xbox One y 29,95€ en Xbox 360- es que le falta contenido. Solo hay cinco mapas y dos modalidades multijugador, y por mucho que nos diviertan llega un punto en el que necesitamos un poco más; o lo amplían con DLCs o la vida del juego será más corta que su potencial.

Es fabuloso ver lo bien que funcionan las mecánicas de los shooters para adultos en un universo divertido y cartoon como el de Plants vs. Zombies. PopCap no ha simplificado nada, y ahí es donde está su mérito, solo lo ha pintado de otro color y ha transformado un producto agresivo en uno gracioso e ideal para disfrutar en familia.

8 / 10

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