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Análisis de Super Mario 3D Land

Esferificación plataformera.

Es conocido el interés del pintor francés Paul Cézanne (1839-1906) en la simplificación de las formas a su esencia geométrica. "Los jugadores de naipes" es una de sus obras más citadas cuando quiere mostrarse este aspecto de su pintura. Pertenece a su periodo final y en ella puede verse claramente como el artista modela todos los elementos de la escena a partir de esferas, conos y cilindros.

Algo parecido a lo que hacia Cézanne a finales del siglo XIX es lo que podríamos decir que han hecho los creadores de este Super Mario 3D Land al presentarnos un juego de plataformas en su esencia más pura.

Esta búsqueda de lo esencial ha sido una constante en todas las manifestaciones culturales. Personalmente pienso que no tiene tanto que ver con el minimalismo -¡no, por favor!- como con el hecho de aislar los elementos de un todo. Me vienen a la cabeza ejemplos como la maravillosa recopilación de cortes y pruebas de estudio que dieron lugar a la clásica canción "Good Vibrations" de los Beach Boys -reunida en 24 pistas dentro de las Smile Sessions lanzadas recientemente-, las famosas deconstrucciones gastronómicas de Ferran Adrià, o hasta la tan de moda teoría del "diseño por sustracción" que Fumito Ueada se sacó de la manga para crear ICO.

Super Mario 3D Land es un juego que resume como ninguno lo que es un juego de plataformas, y como dirían los hermanos Dupond y Dupont aún diría más, Super Mario 3D Land resume como ninguno lo que es un excelente juego de plataformas. A lo largo de sus 8 mundos, que a su vez están divididos en varias fases, el diseño de niveles es una continua clase magistral de las ideas y conceptos que hemos visto en los 25 años de historia del fontanero.

Nuestro objetivo no es tanto el de coleccionar estrellas como en Super Mario 64 o Mario Galaxy, como el de llegar al final del nivel para coronar la bandera de rigor. En este sentido apela a los juegos de plataforma clásicos: avanzar pantalla tras pantalla hasta llegar al final. Pero al mismo tiempo también está plagado de ideas sacadas directamente de los juegos en 3D de Mario. Los cañones para transportarnos lejos, las perspectivas imposibles, los mecanismos de interruptores que nos obligan a calcular los saltos, etc, también estan presentes.

Las posibilidades de 3DS de crear sensación de profundidad tienen también un pequeño papel a la hora de jugar con la percepción y los efectos ópticos que tenemos de algunos espacios, por ejemplo en niveles que recuerdan a versiones mini de los laberintos imposibles de Escher. Las tres dimensiones también se utilizan en aquellos niveles en que se juega con un profundidad vertical muy acentuada (como intentaron hacer algunos juegos de Virtual Boy) o con diferentes planos de scroll en los que movernos.

Cada nivel es distinto del otro y está bellamente recreado a partir de formas simples, bien definidas, y con unos colores que explotan de forma radiante ante nuestros ojos. Me atrevería a decir que es el juego de Mario más colorista que he visto, y eso que todos los juegos de esta saga -empezando por su logo- son puro color.

Aquellas locas declaraciones que dijo su director Koichi Hayashida de que Super Mario 3D Land era como "una hamburguesa" si lo comparamos el "festín imperial" que es Super Mario Galaxy, son totalmente ciertas. El juego está enfocada a partidas breves gracias unos niveles que se exploran fácilmente en cinco minutos.

Asimismo, el control sigue siendo tan rematadamente bueno como de costumbre. El traje de mapache de Super Mario Bros 3 que nos permite planear vuelve y se convierte en un ítem muy útil dentro del juego, plagado de caídas al vacío. Y esto sin contar otros trajes que vosotros mismos descubriréis. A nivel jugable destacaría también el reto que supone encontrar las tres monedas especiales en cada nivel, sin duda una gran forma de animarnos a explorar los escenarios con detenimiento.

No obstante, el último juego de Mario no está exento de algunos fallos. El principal hace referencia a la dificultad, y es que algunos jugadores, sobre todo los de generación Lost Levels, aquellos que más o menos tienen la misma edad de Mario, se han quejado de que en su primera partida es bastante fácil de pasar. Afortunadamente, esto se arregla una vez superado el juego por primera vez con la inclusión de un modo mucho más difícil y retante. Por otro lado, se podría lamentar el hecho de que los enemigos finales se repiten bastante y no hay tanta variedad como en otros juegos, por ejemplo Super Mario World. Finalmente, cabría lamentar que a pesar de su título, las referencias a las primeras aventuras de Super Mario en la antigua Game Boy, los llamados Super Mario Land, son prácticamente inexistentes. El porqué se ningunea siempre al fantástico Super Mario Land es algo que nunca entenderé. Sin embargo, estamos hablando de fallos minúsculos, de friki-análisis tiquismiquis.

En definitiva, Super Mario 3D Land es un título indispensable de 3DS. Su ritmo permite tanto partidas largas como sesiones de juego cortas, cada nuevo nivel es una sorpresa y además se controla de forma tan maravillosa que acaba siendo totalmente adictivo. Imaginad por un momento que aquella alegoría de la caverna de Platón fuera realidad, en ese caso Super Mario Land 3D sería la mejora definición de lo que es un juego de plataformas.

9 / 10

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