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Análisis de Final Fantasy XIII-2

Fan service.

Sí, yo fui uno de esos que pusieron a Final Fantasy XIII por las nubes cuando salió a la venta hace dos años, y creerme que he pagado por ello. A lo largo de este tiempo he tenido que soportar constantes críticas y he visto como mi credibilidad y criterio se ponían continuamente en entredicho. Incluso he llegado a temer por mi vida...

Recientemente he recuperado el juego y he de deciros que mantengo todo lo que dije en su momento, pero no os podéis llegar a imaginar lo difícil que es defender algo cuando todos los compañeros de profesión a los que admiro y los medios que sigo con fervor piensan absolutamente lo contrario. Quizás por toda esta presión, cuando hace unos días empecé a jugar a Final Fantasy XIII-2 lo hice con escepticismo, con una actitud negativa y bajo ese frío prisma que tan a menudo se usa en la crítica de videojuegos de hoy. Me refiero a esa forma de analizar obcecada en diseccionar -y subrayo la palabra diseccionar- los juegos como si fueran mecanismos en pos del llamado "diseño de videojuegos". Una visión que cada vez es más es incapaz de ver las cosas en su conjunto y de apasionarse de forma irracional por cosas que escapan de lo que dicta el canon de una serie de juegos encumbrados.

Es en este contexto en el que empiezo a jugar a Final Fantasy XIII-2, y la verdad es que todo lo que veo de inicio me parece fatal. El juego arranca con una escena de más de 20 minutos totalmente pasada de vueltas en la que el jugador apenas interviene - y cuando lo hace es prácticamente para apretar un simple botón como si fuera un autómata. Luego viene una sucesión de las nuevas escenas Quick Time Event (QTE) que sí, que son muy bonitas y tal, pero que ya cansan, claro. Y todo esto sin mencionar que no me estoy enterando absolutamente de nada, que todo son explosiones, monólogos interiores de supuesta trascendencia y escenas totalmente vacías. Así veo Final Fantasy XIII-2 en mi primera partida, como un gran espectáculo de fuegos artificiales tan artificioso como fugaz. Pero, aún así sigo jugando...

FFXIII-2 es una monumental catedral de fanservice para aficionados al cosplay, a los accesorios y a los peluches

Sigo jugando, y me engancho de forma irremediable, más incluso que a Final Fantasy XIII; en otras palabras, vuelvo a ser el de antes. Vuelvo a ser el que es capaz de disfrutar de Final Fantasy XIII-2 desde un punto de vista alejado y siendo consciente de todo lo que hay detrás de este título, el que es capaz de apreciar la monumental catedral de fanservice para aficionados al cosplay, a los accesorios y a los peluches que es este universo creado por Square Enix. No sé vosotros, pero yo disfruto viendo planes de marketing tan meticulosamente preparados, no es solamente en el juego en sí mismo en lo único en que me fijo. Repito lo que dije en la reseña de FFXIII, la saga Final Fantasy es el Star Wars japonés.

Parece salido de un Kingdom Hearts, pero lo cierto es que Noel es un personaje buscadamente neutro, quizás para ofrecer un punto de vista externo a todos los hechos de FFXIII.

Es evidente que todos disfrutamos más con aquellos videojuegos cuya temática nos parece más interesante, próxima y que nos diga algo a nivel personal. Por poner tres ejemplos, es bastante previsible que para un jugador de entre veinte y treinta años juegos como Mass Effect, Portal o Catherine sean mucho más atrayentes gracias a su temática y sobre todo al enfoque que hacen de ella. Pero eso no quita que uno no pueda identificar las claves e incluso evadirse por momentos en propuestas que quizás no sean las que le "corresponderían". Y es que a pesar que Final Fantasy XIII-2 mejora como juego en casi todo a su predecesor, a nadie se le escapa que su historia sigue siendo la propia de un juego para adolescentes llorones - me atrevería a decir que emocionalmente inestables incluso. Un buen indicativo de esto es que en esta ocasión los dos protagonistas son dos adolescentes, la inocente Serah y el valeroso -y buscadamente neutral- Noel, algo que rompe con la tradición de esta saga de presentar grupos de personajes más numerosos y con edades y preocupaciones distintas.

Muy por encima, el argumento nos sitúa tres años después de Final Fantasy XIII, en un momento difícil para los habitantes del Nido y de Paals, ya que han de fundar una nueva sociedad basada en el conocimiento y la tecnología humanas después de la caída de los dioses protectores Fal'Cie. A su vez, dentro de esta gran trama tenemos otras sub-tramas, pero la que cobra más importancia es la de Serah, quien debe buscar a su hermana Lightning (la protagonista de FFXIII) desaparecida tras salvar el mundo y que se cree está encerrada en una dimensión distinta llamada Valhalla. Es a partir de esta premisa que giran todos los engranajes del juego, es aquí donde entra en acción la gran novedad de FFXIII-2: los viajes en el tiempo.

Como es sabido, el elemento más criticado del anterior juego era su linealidad extrema, hasta el punto que prácticamente era un larguísimo "pasillo", muy bonito -eso nadie lo negó- pero insulso para todos los que esperaban un enfoque más "clásico", con sus pueblecitos, misiones secundarias, un mapa del mundo que poder explorar libremente, etc. Se nota que en Square Enix han tomado nota de esta queja y esta nueva entrega, a pesar de seguir teniendo un desarrollo bastante guiado, nos permite tomarnos nuestros momentos para explorar las diferentes estancias del juego, que coinciden con diferentes momentos en el tiempo. La estructura de los niveles me recuerda a la del reciente Star Wars: The Old Republic. En su reseña del MMO de BioWare nuestro compañero Gerard Torres definía los niveles SWTOR como estancias muy bonitas pero cerradas al fin y al cabo. FFXIII-2 sigue esta estructura themepark a la hora de presentar su mundo. Tenemos unos 30 niveles que vamos desbloqueando a medida que vamos avanzando, y una vez que los hemos visitado podemos volver a ellos cuando deseamos mediante el llamado Umbral de las Eras.

Es interesante la forma cómo Square Enix ha articulado todo el tema de las realidades temporales que se solapan. Nuestras acciones en un momento determinado pueden tener consecuencias en otro momento de la historia. Pasadas unas 15 horas de partida todavía no habremos llegado a la mitad del juego pero ya empezaremos a notar que tenemos cierta libertad para movernos entre épocas distintas. Esto es realmente positivo, consigue que te sientas dentro de un viaje por el tiempo, y tienes libertad hasta cierto punto para cambiar un poco el orden en el que van a ocurrir ciertas cosas. De hecho, existe la posibilidad de "resetear" tus acciones en un episodio de la historia en concreto con el objetivo de resolver la misma historia de un modo distinto o para corregir una cosa que después de regresar al futuro conviene resolver.

Los viajes en el tiempo rompen la linealidad de FFXIII, pero además también dan como resultado un título en el que hay muchas cosas por hacer. La historia principal tiene situaciones más variadas, vuelven los puzles al estilo FFX (afortunadamente no son tan pesados esta vez), vuelve la posibilidad de cumplir misiones secundarias para conseguir todo tipo de objetos especiales. Es importante también el hecho de que FFXIII-2 te recompense por explorar a conciencia cada escenario, sobre todo porque a medida que avanzamos las batallas van complicándose y si decidimos cumplir los encargos de los NPCs lograremos subir a nuestros personajes sin que se nos pase por la cabeza la idea de farmear.

Llegados a los combates solo podemos aplaudir la decisión de Square Enix de mantener el sólido sistema de batallas de FFXIII basado en las Formaciones de combate y en la automatización de acciones lógicas. De todas maneras, hay una importante novedad en este sentido. Dado que solamente hay dos personajes ahora nuestro tercer acompañante son las mascotas que vamos consiguiendo durante todo el juego. He de decir que al principio tuve muchas dudas sobre el tema de entrenar mascotas para luchar al estilo Pokémon, pero una vez entiendes el sistema puedes ver como las batallas han ganado en profundidad y flexibilidad. Acompañando a esto, se ha conseguido diluir un poco más la gran diferencia de dificultad entre los enemigos normales y los final bosses, cosa que también es muy positiva.

La introducción de las mascotas en los combates los dota de un nuevo nivel de profundidad.

Me dejo varias consideraciones para el final. Para empezar, uno de los aspectos positivos de basarse en un mundo y unos personajes que ya tienen un rodaje es que añade un nuevo nivel de profundidad a toda la historia. En sentido a aquellos que disfrutamos de FFXIII nos encantará ver cómo han evolucionado los personajes en todo este tiempo. Pero eso sí, el juego sigue teniendo serios problemas para explicar su propia historia y la de su mundo, y si encima nos irrita que cada diez minutos aparezca una secuencia cinemática con el monólogo interior de turno mejor huir por patas.

FFXIII-2 es un regalo de Square Enix para todos los que salieron del armario y declararon públicamente y sin miedo que les había gustado Final Fantasy XIII

Una novedad en lo que hace respecta a la narrativa son las escenas "DECIDE" en las que tenemos múltiples respuestas, pero no es un aspecto al que se le saque demasiado partido - y además en algunas conversaciones consigue que tengamos un poco de vergüenza ajena, todo hay que decirlo.

Para acabar está el tema de la banda sonora, un aspecto que siempre ha sido muy cuidado en la saga. En esta ocasión muchos han criticado que la música de Masashi Hamauzu y su equipo no está a la altura de las anteriores entregas compuestas por el mítico Nobuo Uematsu. Discrepo radicalmente. Cuando Hironobu Sakaguchi dejó SquareSoft Final Fantasy cambió en muchos aspectos, y también en la música. La música de Uematsu no pegaría ni con cola en los Final Fantasy de Yoshinori Kitase y Motomu Toriyama, por eso se optó por el cambio de estilo, mucho más chill, lounge y j-pop que las fantásticas melodías de Uematsu. Bajo la humilde opinión de un servirdor, la banda sonora de FFXIII-2 sigue siendo tan buena como la del FFXIII, aunque sí que criticaría que a veces muchas canciones están puestas en momentos que no le hacen ningún favor.

Final Fantasy XIII-2 mejora en casi todo a su predecesor, lo que lo convierte en un muy buen J-RPG cargado de decenas de horas de juego. Sin embargo, también adolece del hecho de ser demasiado dependiente de FFXIII, en este sentido disfrutarán realmente de este juego aquellos a los que les gustó la anterior entrega. El juego no tiene miramientos a la hora de poner las cosas fáciles a los novatos y toda su historia se aguanta demasiado en los hechos de su predecesor. Ya lo hemos dicho al comienzo, Final Fantasy XIII-2 es un juego destinado a los fans y esto es algo que hay que entender cuando se juega. Si te encuentras entre el grupo de renegados que admitieron públicamente que les gustó la historia de Lightning y Snow deberías hacerte con él sin pensarlo dos veces. En cierto sentido es casi como un regalo de Square Enix para todos los que salieron del armario y declararon públicamente y sin miedo que les había gustado Final Fantasy XIII.

8 / 10

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Albert García

Contributor

Albert es periodista especializado en videojuegos desde 2002 y es uno de los fundadores de Eurogamer.es. A la hora de jugar te lo puedes encontrar tanto con un complicado juego de rol o estrategia, como moviendo el esqueleto con un juego de baile. ¡Es un tipo imprevisible!
Twitter: @AlbertGarlo

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