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Aliens vs. Predator

Gane quien gane nosotros perdemos.

El modo campaña nos permite disfrutar de una historia común desde tres puntos de vista diferentes (marines, depredador y alien), que se juegan de forma muy diferenciada y con buenos sistemas de control (aunque el del alien en particular sea mareante y cueste acostumbrarse a él). Sin embargo, escojamos la raza que escojamos la campaña muestra ciertos males comunes.

Aparte de una duración más bien escasa, el ritmo es bastante irregular, alternando unos pocos momentos memorables (que suelen mimetizar escenas cumbre de las películas) con otros en los que el desarrollo es derivativo y en los que se ignora por completo la evolución del género durante la última década (o no: resulta especialmente risible la introducción de logs de audio para expandir la historia, como en Bioshock, pero con un resultado meramente anecdótico que casi no aporta interés). Tampoco convence que los combates contra los jefes finales (como la reina alien o el predalien) sean muy poco climáticos y no desprendan la epicidad que sí tenían en el cine.

Hay ciertos aspectos, además, que evidencian fallos graves de diseño. El juego utiliza con frecuencia las acciones contextuales en las que hay que apretar un botón determinado, pero es extremadamente exigente en cómo hacerlo. Por ejemplo, si jugamos con el depredador podemos ejecutar por la espalda a los marines, pero hay que hacerlo desde una posición excesivamente concreta. Lo mismo se aplica al sistema que permite marcar un punto del escenario para saltar a él: en ocasiones, y de forma incomprensible, no nos deja hacerlo pese a que la lógica dictamine que sí podemos hacerlo. No es muy problemático si estamos acechando a un marine solitario, pero si intentamos huir rápido de un tiroteo puede resultar fatal. Como marine, resulta injustificable que no tengamos la opción de agacharnos para cubrirnos con objetos del escenario. Y como alien es particularmente frustrante que en ciertas superficies se requiera apretar un botón para realizar la transición de suelo a pared-techo y en otras no, sin ningún patrón que nos permita adivinarlo con antelación, lo cual provoca no pocos momentos de confusión.

Hay, eso sí, detalles que molan muchísimo. Uno de ellos, por ejemplo, son los movimientos de ejecución, tan espectaculares como explícitos. Rebellion no se ha cortado lo más mínimo en mostrar decapitaciones, extirpaciones de espina dorsal, mordiscos craneales y demás lindezas del modo más sangriento posible. También es muy atractivo el uso de los gadgets del depredador para atacar con sigilo: situar a los enemigos usando una visión termal, confundirlos con grabaciones de voz para dirigirlos a un punto apartado del escenario o matarlos en grupo usando el disco teledirigido. Y se agradece que pese a que las tres razas son muy diferentes todas ellas estén bien equilibradas y tengan su particular punto fuerte: las armas del marine, el sigilo del depredador y el cuerpo a cuerpo del alien.

De todas formas, es en el multijugador donde Aliens vs Predator muestra su mejor cara, con seis mapas (reciclados de la campaña individual) y hasta dieciocho jugadores simultáneos. Aunque los modos Deathmatch individual o Dominación no aportan nada ni tampoco son especialmente destacables, hay otras variaciones que sí resultan muy atractivas. En Plaga, por ejemplo, un jugador toma el papel de un alien y debe cazar al resto de participantes (marines) en la partida. El matiz es que cuando uno de ellos cae, se convierte en alien y pasa al otro bando. Es simple, pero tremendamente adictivo, y recuerda a la perfección porqué nos gustaban tanto las películas basadas en el personaje diseñado por H.R. Giger. Caza de Depredador es similar, con el poderoso alienígena cazando a marines para obtener trofeos. El Deathmatch por equipos con especies mezcladas quizás sea el modo con mayor profundidad, y en el que se puede sacar mayor partido a los puntos fuertes y débiles de cada raza.

Pero la estrella de la función es el modo Supervivencia, similar al modo horda de Gears of War 2 o a Left 4 Dead, en el que como marines debemos sobrevivir a distintas oleadas de ataques de xenomorfos. Los niveles de tensión y adrenalina que desprende son altísimos, y la experiencia de jugarlo con tres amigos es excelente. Es una pena, eso sí, que el número de mapas sea totalmente insuficiente (dos), pese a la promesa por parte de Rebellion de añadir nuevos en forma de contenido descargable (gratuito y de pago).

Aliens vs Predator lo tenía todo de cara para convertirse en uno de los grandes títulos para este comienzo de 2010, pero al final se ha quedado en un quiero y no puedo. No es un mal juego, ojo, pero quizás le haya faltado algo más de tiempo de desarrollo o simplemente un poco más de ambición por parte de sus creadores. Dejando de lado una soberbia ambientación, la variedad que otorgan las tres razas, un buen multijugador y el indiscutible carisma de la franquicia, es un FPS más anclado en mecánicas jugables del pasado. Una compra muy recomendable tanto para los fans de los Aliens como de los Depredadores, pero para el resto de jugadores merece la pena un alquiler antes de decidir si pasar por caja.

7 / 10

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Aliens vs. Predator (working title)

PS3, Xbox 360, PC

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Acerca del autor
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Josep Maria Sempere

Director

Jose es fundador de Eurogamer España y el director de su línea editorial y de contenidos. Ama el punk-rock, el cine palomitero de Hollywood, los simuladores de submarinos, la sci-fi, los cacharros de Apple y la década de los 80. Puedes leerlo también en Twitter o verlo charlar en su canal de Twitch.

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