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Probamos el nuevo GP62 de MSI

La gama básica también se pasa a Skylake.

Hace unos días os trajimos nuestras impresiones del nuevo GS70, la renovación con procesador Skylake y Windows 10 de uno de los buques insignia de gama alta del fabricante taiwanés MSI. Es, sin embargo, un equipo con un precio que va más allá de los 2.000€ y que está enfocado al usuario entusiasta, así que teníamos cierta curiosidad por probar algo más para todos los públicos y que no exija un desembolso tan grande.

Ahí entra en juego el GP62, un equipo de 15,6 pulgadas con características mucho más modestas pero que también posee un precio que no supera la barrera psicológica de los 999€. Y, al igual que sus hermanos mayores, incorpora las últimas tecnologías de Intel (Skylake) y Nvidia (la gama 9xxM), algunas soluciones propias de MSI destinadas a mejorar el rendimiento con juegos y Windows 10, la versión más moderna del sistema operativo de Microsoft para PCs.

El núcleo del sistema es el procesador Core i7 6700HQ, cuyo rendimiento es una media de entre el 10% y el 20% superior al de la anterior generación de CPUs de Intel. El incremento de rendimiento es aún superior (un 30% de media) en la memoria RAM, que con la nueva arquitectura abandona la tradicional DDR3L en favor de módulos DDR4 a 2133MHz. En ambos casos se supone que el mayor beneficio respecto a Broadwell o Haswell es una mayor eficiencia energética, aunque como veremos más adelante al menos con este portátil no es algo que salga especialmente a relucir.

Siendo como es un equipo pensado especialmente para jugadores, el GP62 incluye una tarjeta gráfica dedicada, en este caso la GTX 950M de Nvidia, con 2GB de memoria GDDR5. Se trata de una GPU de gama de entrada, con lo cual los 60FPS quedan descartados a no ser que probemos títulos con cierta antigüedad. En el caso de usar juegos más recientes, lo normal es tener un framerate alrededor de los 30FPS a resolución 1080p, con el detalle medio. No es un resultado espectacular, desde luego, pero debemos tener en cuenta que se trata de la gama barata de portátiles gaming de MSI, y que aún así el rendimiento se acerca al de una consola de actual generación.

La pantalla 1080p utiliza un panel TN en vez de IPS (otra señal más de que el GP62 es la gama de entrada de MSI), pero hay que decir que su calidad tanto en términos de representación de color como de ángulos de visión es superior al de los equipos de la competencia que usan la misma tecnología. El equipo de la compañía taiwanesa también juega con ventaja en otros dos apartados: el teclado SteelSeries, que no tiene retroiluminación pero sí un tacto muy agradable, y la tarjeta de red Killer Ethernet E2400, con priorización de tráfico para reducir la latencia en el multijugador.

Como suele ser habitual, MSI incluye diferentes tecnologías propias que ya son tradición en sus productos gaming. Shift, por ejemplo, permite con una simple pulsación de botones alternar entre diferentes modos de energía, en función de nuestras necesidades, mientras que Nahimic ofrece sonido 7.1 con una combinación de reducción de ruido, nivelado de frecuencias y ampliación de bajos bastante efectiva. También tenemos el sistema Matrix Display para conectar otros dos monitores (uno por HDMI y el otro por Mini DisplayPort), aunque en el caso del GP62 es una función que solo nos parece útil para expandir el escritorio con aplicaciones, puesto que con juegos la GTX 950M no permite demasiadas florituras.

Como equipo de gama de entrada el GP62 es bastante convincente, y la única pega importante que le vemos es una autonomía bastante baja, que apenas llega a las dos horas. Por lo demás, el precio se justifica con una buena calidad de construcción y componentes de última generación que, si bien no permiten volverse loco con los sliders de configuración de detalle, sí dejan jugar con garantías si vamos con unas expectativas razonables y moderadas.

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